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Mostrando entradas de enero, 2013

Y no puedo dejar de escribir...

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Y no puedo dejar de escribir, aunque me equivoque, aunque acierte. Soy un abismo de palabras que quieren ser viento y rodear el mundo. Beberse las noches, devorar los días y convertirse en tiempo. En sueño. En todo. Es como la melodía que toma el alma del músico y ya nunca lo deja. Es una maldición y es amor... Te escribo y es amor. Sólo camino para ser voz y deshacerme en pedazos a cada palabra, en cada latido. No puedo abandonar la poesía, como no puedo dejar de sentir. Ser o no ser. Y seré verso, prosa, pensamiento... Yo.

Poema breve sobre amores eternos

Cuando me estalla el corazón en un TE QUIERO, no es una letanía, sino un relámpago en el cielo. El amor no fue forjado para la costumbre, no es un rumor dejado en la orilla, es una flor que brota cada día. Y, dibujándolo en los labios, me despierto, tras tejerlos en la noche para un mañana cierto. Construyendo monumentos a lo largo del sendero, cultivando verdes pastos, escribiéndolo en la historia de los besos y los versos.

A unos pasos

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Tan solo a unos pasos. A unos pasos de todo. No huiste de mi sombra. Anhelaste mi anhelo. Y no hacía falta nada más. Tan solo cruzar el umbral y lo hiciste. Seguimos andando por este camino sin saber hacia dónde vamos. Y da igual... Tu mano en mi mano es lo único importante. Quisiste mis abismos y mis cumbres y así vivimos nuestros días y nuestras noches, cada segundo. También te busco entero. Por qué conformarnos sólo con unas piezas del puzzle... Somos lo que somos y unidos en el suceder de los días. Ganaremos mil batallas, afrontaremos cada miedo, creceremos y encontraremos un lugar y un tiempo. No importa. Estamos juntos en esto.

A tu lado, a mi lado

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Enlazada a ti me veo sobre las estelas del océano que baña nuestra orilla. He besado el cielo que te cobija cada noche, el mismo que me observa mientras siento. Sigo escuchando esa melodía que empezó esbozando una historia. Un relato de dos cantado en la distancia. Hay un puente en cada palabra, una puerta abierta, una mano cerca... A tu lado, a mi lado. Un abrazo soñado en la noche ocupando el vacío. Un suspiro en la brisa bajo la lluvia que te moja.

Los ves venir

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Los ves venir desde las primeras ráfagas, moviendo las ramas a tu paso. Cuando regresas de la rutina y las sombras son diferentes. Vagando vuelven los vientos de cambio. Olfateas el aire como un animal previendo la tormenta. Despiertas de nuevo y sabes que la niebla se abrirá y verás el camino un instante. Tomamos decisiones. Escribimos el destino. Vivimos. Sentimos que el lugar se equivoca con nosotros. Estamos fuera de tiempo y espacio. Somos hojas al viento y no esperamos. Escogemos, apostamos..., buscamos nuestra propia verdad. No hay causas ni efectos para el que vuela y está despierto. Vemos el camino un instante y atrapamos nuestra libertad.

Quién...

Miro desde aquí, desde el instante. Nada veo claro ante de mí, pero sé que seguiré dando pasos. ¿Quién soy? ¿Dónde acabarán mis huesos? ¿Dejaré alguna huella que no se borre? ¿Quién soy? Quizá sólo un espejismo. Quizá un recuerdo de mi futuro. Quizá una ilusión del ayer. ¿Quién soy? Tal vez me soñé una vez mientras dormía. Tal vez aún no he despertado. ¿Quién soy? ¿Soy un nombre con un pasado? ¿Soy lo que otros ven cuando me miran? ¿Quién soy? Quizá sea sólo estas palabras escritas. Un verso detrás de otro. Una voz en la nada. Un eco de existencia. Quizá ni siquiera esté aquí, pero busco mi lugar en alguna parte. A lo mejor, allí descubra quién soy.

Espacio y tiempo

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Hace una tarde luminosa fuera, mientras me tomo un café amargo porque olvidé echarle azúcar. ¿Y a quién puede importarle esto? Pues a mí; no me gusta el café amargo. No entiendo a quién puede gustarle cualquier cosa amarga. La vida ya tiene esos sabores en la frustración, en el adiós, en la pérdida, en la ausencia y la nostalgia... Quién querría además llenarse el paladar de un café amargo. Me quedo aquí un momento, unos minutos que pasan solos sin que yo los ayude. Pienso en nombres, en lugares,... pienso en pensamientos. Los recuerdos son habitaciones difusas de la mente. Recordamos lo que queremos recordar. A veces, lo que nos hace daño, para no repetir las mismas cosas en el futuro. El cerebro parece inteligente a pesar de todo. En el pasado siempre hay mucha gente, muchas caras, mucho ruido. No disfruto del bullicio "aquél" y quizá sea por eso, que no suelo visitar el ayer. Soy de los que queman páginas y destruyen puentes para no volver. Claro, siem

Somos ventanas y puertas...

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Somos ventanas y puertas. Almas moviéndose en el vacío. Almas que quieren ser encontradas. Almas que quieren esconderse. Almas que buscan otras almas. Abrimos y cerramos esas puertas. A veces hay fosos en la entrada y monstruos que vencer. A veces hay una montaña que escalar. A veces hay muros que derribar o acertijos que resolver. Y a veces, sólo hay puertas abiertas donde nadie quiso entrar. Somos pensamientos atrapados como puertas errantes, esperando una respuesta o buscando un atisbo de la curiosidad de alguien... Que, como un rayo de sol, ilumine de pronto nuestro jardín secreto.

La soledad es fría

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La soledad es fría. Y sólo se calienta con otra soledad junto a ella. Dos cuerpos separados porque la naturaleza es imperfecta. Te busco entre las sombras del deseo. Te pienso entre las horas que pasan. No estás. Y está atado tu nombre a mi piel. Los sueños no llegan porque se dibujan a lo lejos.

Un título: Tratando de escribir un poema que no hablara sobre el amor y casi lo logré

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Tras estelas de futuro caminan los soñadores. Los veo alzando sus cometas en la playa, los vi haciendo castillos en la arena. Para algunos somos tontos e ilusos para otros, ganaremos sus batallas... Escribimos libros que llamamos destino y llevamos con nosotros lo importante. ¿Poesía? ¿Es que no es eso la vida? ¿El amor? ¿Es que no es ese lugar desconocido que necesitamos explorar? En nuestros ojos se dibuja el horizonte cual utopía. No conocemos el error, sólo sabemos lanzarnos al vacío. La mayor apuesta: Existir. Jamás nos quedamos esperando en la trinchera. ¿Miedo? Quizá todos. ¿Soledad? Algunas veces. Construimos puentes que nos lleven al mañana. Corremos por esos caminos que nadie sabe hacia dónde van. Somos hijos del viento. Y llevamos un corazón sin coraza. No contamos los días. Ni los que quedan, ni los que pasan. Nos alimentamos de experiencias, con los bolsillos llenos para picar mientras andamos. ¿Llorar? La luna sabe cuándo...