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Mostrando entradas de julio, 2013

Certeza de navegante

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He navegado por océanos de búsqueda sin faros, ni puertos; atravesé la tempestad incierta, pasé el hambre de los desesperados y la solitaria melancolía de los perdidos... Sólo ha quedado la experiencia del recuerdo ahogado en este mar que sigue adelante dibujando estelas. Pasaron siglos en una vida, sin embargo, salvé al polizón incauto, al niño escondido, del castigo amargo y de tanta intemperie. Y sin contar nada más, que no hace falta porque ya no es y el pasado se lo tragó en sus abismos profundos y lo que persigo es la Ítaca de mis anhelos, el Valhalla de los sueños resguardados... Sólo diré que al fin encontré mi estrella de los vientos a favor, tan llena de luz, que abarca todos, todos, todos mis horizontes. Ahí estabas amable señalando el lugar, el camino que siguen las gaviotas, el refugio que esperaba a un navegante naufragado, y dejé de buscar. Que las corrientes me alcancen y me acerquen, las nostalgias del marino ya acabaron. El viaje ha valido

"Yo soy una parte de todo aquello que he encontrado en mi camino." - Alfred Tennyson

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Fui hecha de trozos, de pedazos puestos por la vida, de estrellas fugaces, de sueños oxidados, crisol de ciudades que nunca existieron, un collage de norte boreal y sur africano, de oriente antiguo y polvo dorado del oeste, de azul melancolía y entusiasta carcajada, de noches de otoño encharcadas y días vibrantes de primavera, de un poco de vida con un poco de muerte. Muchas caras de gente añadieron sus pinceladas, también sus rotos en cicatrices de sal; guardo tesoros en un baúl que lleva mi nombre, y algunos muertos inevitables como rosas ajadas en los libros que no escribí, en la penumbra de un desván lleno de trastos... y vacíos. Hay memorias y olvidos, adioses y bienvenidos, páginas arrancadas y páginas en blanco. Unas ardieron en el fuego de los fines y otras germinan para volver a ser árbol; de todo un poco, así soy yo, así camino. Me hicieron a pedazos de mundo y de todo, fui de origen laurisilva, mar atlántico, roca y alisio húmedo que no sabe

Tan sólo esperas...

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Después de la vida, de repente entregas lo que te queda de un corazón gastado y remendado tantas veces por no saber sentir a medias. Y lo entregas con todo lo que trae. Tan sólo esperas que cuiden bien de esos paisajes desconocidos aún, a los que nadie supo llegar antes. También, no voy a negarlo, no tener que reconstruirlo nunca más, porque van faltando materiales y el tiempo pasa inexorable. Vuelves a caminar descalza soñando horizontes, nuevas huellas de unicornio aparecen en la arena. Voy tras él, a descubrirlo. Te dejas llevar. Te sumerges, desnuda y a por todas. Tan sólo esperas que las estrellas te sonrían al fin, que brinden por ti los amigos, que en el camino broten miles de tréboles... Vamos, un poco de buena suerte y sentirme a salvo en tu puerto. He dejado mi equipaje atrás para empezar de nuevo, sólo llevo conmigo lo que soy. Es todo lo que tengo y lo que doy.

Cuando caen todas las estrellas...

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Disfrutas temblando de nuevo con ese pequeño miedo, que agita con nuevos vientos del sur el paisaje profundo. Y te apetece que te toquen el corazón, sentirte tan vulnerable y perdido... Palpitando hambriento cuando caen todas las estrellas del cielo y estás en medio. No sé si puedes entenderlo: Somos frágiles con el alma desnuda y el vamos a ver qué pasa. No hay nada a lo que aferrarte cuando vuelas... Sólo te mantiene en pie la osadía de sentir, la locura de vivir y entregarte a la emoción y a los instantes.

SUMMERTIME

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Gota a gota se marcha la lluvia y también el presente, sacia mis ganas hambrientas el carpe diem y llega el sol del verano. No sé... Viviendo al día a veces parece que nada sigue mientras ando en construcción. Ahí sigue el cartel en un cerrado por vacaciones y no te enamores, porque el corazón ha dicho adiós una temporada. Ahí sigue el cartel... Lo veo desde aquí, desde mi atalaya de instantes. Levanto mi copa para brindar por la vida sin saber si me oye o si me quiere bien. En ocasiones pienso que ni siquiera me conoce. Da igual, sonrío y brindo. Miro y remiro ese cartel que empieza a gastarse, a erosionarlo el tiempo de las preguntas y me cuestiono mis miedos a sentir de nuevo, a dejarme arrastrar por tempestades y sueños. Quién soy sino esa amalgama de torpes intentos, sino una exploradora incansable de fracasos. A lo lejos parece que lo escucho latir y todo se balancea en dudoso equilibrio. No sirvo para tener miedo, para ser prudente, ni para colgar