Rakel SH -. Fantasmas del escritor, prosas, poemas y existencialismos varios

Está la noche callada, delante y sola. Dejas atrás el trabajo, los ruidos, las cadenas. Y el pensamiento se va lejos, se me va a tus manos, se mezcla con tu aliento. Está la noche callada, delante y sola. Dejas atrás los muros, las máscaras, los silencios. Soy libre para tocarte con mis palabras y mis versos. Lejos soy tus latidos. Aquí, te guardo mis secretos.

Despacio caminas hacia el amanecer. Vas dejando atrás las sombras de un ayer que sigue ese sendero a tu espalda. La niebla del pasado lo devora y de repente ya se ha ido. Frente a ti, el horizonte. Nuevos pasos. Nuevas voces. Nuevas canciones. Los sueños surgen despacio cuando casi amanece y estás ahí, observando... Ves el sol aparecer sobre las montañas y parece que todo está bien. No sientes temor, cada vez tienes menos miedo a las cosas. El mañana está por construir. Todo cambia constantemente. Lo sabes. Crees que algo has aprendido. El tiempo es una carretera y mientras vas por ella todo es posible. No olvides disfrutar del paseo. Despacio avanzas y escuchas con atención a los detalles y las señales. Te dejas envolver por los vientos que llegan. Te permites sentir esa emoción que traen y la abrazas, despacio, para que no se escape. La vida se escapa. Pero atesoras el momento, porque el momento es lo único que tienes. Y quieres correr...

Ha llegado la noche y quiero que me lleve esta melodía azul. Que me lleve donde van a parar todos los gatos. La calle está mojada de pasado. Pero suenan unos acordes allí delante. Vibrante. Desgarrada. Condenada... Es la música o soy yo. Una canción diferente y al tiempo familiar. Unos pies que bailan hacia ella. Los míos. Latidos vagabundos que rompen el silencio. El azul eléctrico inunda mi ciudad...

Las palabras pertenecen a su tiempo. A sus momentos, a sus años. Las palabras son temporales, aunque otras permanecen durante siglos y siglos. Las palabras a veces vuelven, de un tiempo a otro regresan con la misma fuerza, con la misma certeza... Hay palabras vacías. Y también, palabras muertas. Las palabras son interpretaciones. Las palabras son juegos. Las palabras son horizontes. Las palabras mueven multitudes o las detienen en seco. Hay palabras que llenan huecos. Y palabras que los cavan. Palabras que siembran sueños. Palabras que estallan en versos. Palabras que alimentan las ganas... Hay palabras verdaderas o de medias verdades, y mentiras que parecen palabras. Las palabras son realidades sesgadas. Las palabras casi son pensamientos. Los sentimientos casi son palabras. Hay más palabras en el silencio. Pero sólo tenemos palabras. Y en el mejor de los casos, hechos.   

Todo ha pasado tan deprisa y sin embargo, han sido años con sus cosas y sus gentes. Aquella niña que fui sigue aquí a mi lado, mirándome, esperando cada uno de mis pasos. Y aún me empeño en salvarla pese a todo. Es posible que haya vaciado parte del equipaje que llevaba conmigo, tan pesado y con tantos recuerdos... No se puede llevar todo en este viaje. Sólo lo que te ayude a caminar. Te ves ahí, frente al espejo y el mundo por delante. Ya no crees en muchas cosas. Supongo que es el precio que pagué por algo que encontré; quizá me encontré a mí misma, quién sabe. Ya no creo en la felicidad, pero hay momentos en los que consigue convencerme de que me equivoco. Ya no creo en la bondad, pero la gente sigue pareciéndome maravillosamente compleja. Y cada vez más... Aunque no todos, claro. Ya no creo en amores verdaderos, pero el poeta que hay en mí sigue esperando sorprenderse por una gran pasión que quizá dure una vida o dos. En cuanto a la soledad... Pienso que somos una m...

El pensamiento nos envuelve en sutil danza, mientras nuestras islas navegan en este océano sin certezas ni garantías. Todo es un continuar a la deriva tratando de entender los vientos, observando las estrellas, aprendiendo las mareas... A duras penas tomamos decisiones y nos llenamos de valor para dar los primeros pasos. ¿Por qué siempre parecerán los primeros? Siempre comenzamos algo. Siempre buscamos nuevos horizontes. Siempre tratamos de diseñar nuevas rutas que nos lleven a casa.

Me he convertido en hueco, en silencio sentado en esta acera. Soy la palabra borrada por el mar en la arena. La mañana me ha olvidado, amor... Las calles se despiertan sin mí. Ya no sé dónde estoy. He desaparecido sin apenas darme cuenta. Y parece que no importa. Porque sólo fui un sueño.

La música estalla en miles de voces. Se rompe el cielo a mis pies. Y sólo caemos en espiral hacia el dolor. Como en un parto de galaxias. Como los dioses, caemos.  El destino escribe líneas sin parar. Yo escribo sin parar. Todo continúa en sus giros y nos arrastra. Nos arrastra lejos. Tan lejos. La tormenta ya está aquí. La tormenta está en la sangre y en el tiempo. ¿Quién eres?, preguntaste. ¿Quién soy? Ya no lo recuerdo... Silencio.

...Y a veces maldigo en el espacio vacío, en el silencio y en las nostalgias. A veces duele al respirar ese profundo hueco que ha quedado ahí, desde donde miran todos mis demonios. Y qué voy hacer sino dejarlo a la intemperie para que lo llene la lluvia... Que ella escriba los siguientes versos. Yo sólo sé sentir.

Cuéntame una buena historia... Una que no me deje hablando a solas frente al espejo, que no me enfríe, que no me convierta en piedra o en polvo. Sólo una buena historia, que me llegue hasta donde se me han escondido los secretos, que me llene donde los sueños se han reunido junto al fuego para contar historias. Cuéntame una... Ésa ya me la sé, pero no importa. Cuéntamela otra vez.