La música estalla en miles de voces.
Se rompe el cielo a mis pies.
Y sólo caemos en espiral
hacia el dolor.
Como en un parto de galaxias.
Como los dioses, caemos. 
El destino escribe líneas sin parar.
Yo escribo sin parar.
Todo continúa en sus giros
y nos arrastra. Nos arrastra lejos. Tan lejos.
La tormenta ya está aquí.
La tormenta está en la sangre y en el tiempo.
¿Quién eres?, preguntaste.
¿Quién soy?
Ya no lo recuerdo...

Silencio.



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