Cuando era niña pensaba que el mundo era absurdo...
Resulta difícil entender estos días. No me reconozco en algunos prójimos y los actos se hacen confusos, inexplicables y sórdidos. No es que sea una santa, pero supongo que me ha tocado criarme en el pueblo de "Buena gente" y no entiendo algunas cosas... O quizá no quiera aprender a entenderlas por si mancha.
Dicen que somos gotas que conforman un océano de gente, pero hay gotas y gotas, ¿verdad? Hay personas de todo tipo en esto que llaman humanidad y también algunos personajes. Los hubo siempre y los volverá a haber. Individuos que miran por encima del hombro, que no ven más allá de su nariz, que se creen el ombligo del mundo. Soberbias columnas de mármol sin nada latiéndoles por dentro que no sea por su propio beneficio.
El sentido común... Había algo llamado el sentido común. Quizá parezca una idealista más, pero no, me he vuelto escéptica y un poco cínica al mirar el mundo con ojos de adulto. Pasan los años y te cascan el alma con mezquindades e injusticias. Afortunadamente, no todo es gris y hay días azules con sus personas paseándose sin hacer nada malo a nadie, pensando en su gente, cuidando de otros, aportando algo de ellos mismos que haga de esta vida algo interesante. No hace falta ser un héroe o un sabio para ser importante en este océano, en esta masa humana. Todos nos relacionamos; en algún momento del día tendremos nuestra oportunidad de compartir unas risas, unas palabras o lo que sea, y sin fastidiarles la existencia a los demás, me parece incluso más fácil que lo contrario.
Cuando era niña pensaba que el mundo era absurdo y de adulta, he descubierto que tenía razón. Pero no dejaré que me salgan arrugas por los cretinos del mundo; quiero que me salgan arrugas por reírme con la gente buena. He tomado esa decisión, como he tomado otras decisiones. Todavía quedan jardines intactos en la ciudad bombardeada, todavía hay una niña que juega por ahí buscando unicornios... Quizá parezca una idealista más y me repito. Ojalá fuera una idealista más, porque ha pasado el tiempo y ahora se me ocurre pensar en que si tuviera un hijo o una hija, preferiría que el mundo no lo controlara este tipo de gente. Y me asusta. Cuando pensaba en mí misma, parecía un poco más fácil. Sólo hacía falta ser fuerte sin dejar de ser humana y tener la maleta preparada en la puerta por si se me hacía demasiado tedioso esperar los cambios o era excesivo el desgaste al ir a provocarlos. Ahora ya no pienso sólo en mí y en aquella niña que fui y necesito salvar a toda costa. Ahora pienso en más cosas. Más cosas...
Comentarios
Publicar un comentario