Puzzles

Soy feliz, dependiendo del momento. Tengo un cajón lleno de recuerdos que ya no miro y una ventana abierta con un libro que aún no ha sido escrito. Los vacíos que guardé ahora son un puzzle armado al que le falta una pieza. No sé si se me habrá caído, he caminado un poco y he dado muchas vueltas. Nos hacemos un poco viejos cuando sabemos lo que no queremos. Empezamos a andar un camino nuevo, quizá con menos fuerzas que hace diez años, y pensamos mucho sobre cualquier cosa. Nos aterroriza perder las horas que nos quedan. Queremos alcanzar los sueños que se escaparon. Y aparecen sueños nuevos para añadir posibilidades a una carrera que quizás nunca acabemos.

Pero en eso consiste la vida: En buscar, en recorrerla y en encontrar.

Buscamos llenar los vacíos de la existencia. Los llenamos con vocaciones, pasiones, dedicación a nosotros mismos o a los demás; los llenamos con hijos, con árboles, con libros... Con un poco de suerte, logramos encontrar alguna certeza, alguna respuesta, alguna razón para vivir. La vida es un misterio que ha de ser resuelto por uno mismo. Siempre es distinto para todos y, a veces, no estamos solos en la búsqueda. Esto, probablemente, sea lo mejor que pueda pasarnos, mientras el tiempo corre y nosotros pasamos por él.

Yo era de los que brindaban por la vida y el carpe díem, el instante huyendo entre los dedos. Ahora brindo por la continuidad, por saber encontrar esa pieza que me falta, por tener el valor de mirar hacia adelante y porque me queda coraje para caminar hacia él.

Es una gran aventura... De pronto, he perdido el miedo a ser yo
y a vivir.

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