Niña unicornio

Ya sabes...

Visito a veces mis puertas. Las que están abiertas. Todas ellas con una niña de colores, una niña unicornio, que saluda. Parece que juega a que entremos. Y risueña, pide deseos a los dientes de león y recoge arcoíris. No se quiere ir, no se va. Sigue ahí. En todas partes.

Parece escribir su destino. Traza espirales con crayón en el suelo y se ha dibujado en el vestido un corazón inmenso. Me cuenta que el de verdad era demasiado pequeño. La he besado por eso y le he dicho, cuídamelo, es un regalo poco común y demasiado frágil.

No lo ha entendido. No importa, ya te lo cuido yo...
Tú sigue soñando.












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