Hacia alguna parte
Ya no me hago castillos de naipes que se lleve el viento. Tampoco hermosos castillos de arena que se lleve el mar. ¿Me habré hecho mayor al suspirar, en un pestañeo, sin darme cuenta? Resulta extraño llegar a este punto del camino sin conocer mi nombre ni mi ruta a seguir y absorber la gota de lluvia que cae en este instante, tan sólo ahora. Me gustaría mirar hacia adelante con la misma ingenuidad que ayer, cuando jugaba a la ilusión y hablaba a las estrellas sobre el horizonte. Algo queda. Queda el deseo. Queda el corazón vivo en el pecho.
Aún me resisto.
"Soy el dueño de mi destino,
soy el capitán de mi alma"
(Invictus, William Ernest Henley)
Eso espero. No veo nada hacia delante, sólo deseos murmurados al vacío. Tan insustanciales como añorados. Qué es el mañana sino eso. ¿No será el sol sino el deseo lanzado a la noche por la luna...?
El porvenir no tiene textura ni imagen, sólo aroma a mar desconocido, a campo de flores por besar. Y descubrir. Y amar. Es un quizá iluminando las manchas grises del presente, pintándolas de otros colores inesperados, perseverados, idolatrados... Me aferro a las razones que tienen los latidos para latir. Sueño en arcoíris aunque hoy haga tanto frío y no deje de caer la lluvia; se me han congelado las pupilas. El tiempo pasa, afortunadamente. Las cosas quedan por llegar y yo no me quedaré aquí, parada en medio de los charcos. Nada es inmóvil en el tiempo. Lástima no saber quién soy, sabría adónde ir...
Mientras naufrago y me pierdo en este ruido, busco una melodía que calme con sus silencios el temblor de la inconstancia, lo variable, lo incierto. Algún día la encontraré. Sigo persiguiendo sueños en estos mapas y un lugar marcado con una cruz donde sentarme...
Aún me resisto.
"Soy el dueño de mi destino,
soy el capitán de mi alma"
(Invictus, William Ernest Henley)
Eso espero. No veo nada hacia delante, sólo deseos murmurados al vacío. Tan insustanciales como añorados. Qué es el mañana sino eso. ¿No será el sol sino el deseo lanzado a la noche por la luna...?
El porvenir no tiene textura ni imagen, sólo aroma a mar desconocido, a campo de flores por besar. Y descubrir. Y amar. Es un quizá iluminando las manchas grises del presente, pintándolas de otros colores inesperados, perseverados, idolatrados... Me aferro a las razones que tienen los latidos para latir. Sueño en arcoíris aunque hoy haga tanto frío y no deje de caer la lluvia; se me han congelado las pupilas. El tiempo pasa, afortunadamente. Las cosas quedan por llegar y yo no me quedaré aquí, parada en medio de los charcos. Nada es inmóvil en el tiempo. Lástima no saber quién soy, sabría adónde ir...
Mientras naufrago y me pierdo en este ruido, busco una melodía que calme con sus silencios el temblor de la inconstancia, lo variable, lo incierto. Algún día la encontraré. Sigo persiguiendo sueños en estos mapas y un lugar marcado con una cruz donde sentarme...
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