¿Sabes?

Hay demasiada gente por todas partes,
hablando al mismo tiempo, con sus millones de pensamientos, anhelos y juicios.
Se me han atrofiado las manos de tratar de aferrarme a algo
para que no me arrastren
en esa espiral de contradicciones terribles.
Lo cierto es que no entiendo nada de todo esto.

Sólo deseo dejar de apretar los dientes y recordar cómo era aquello de respirar.

Quiero frenar. ¡Detente! Para y siéntate.
Siéntate junto al mar, ese mar que nada espera de ti,
que no te conoce y no quiere nada a cambio.

Quédate el tiempo que necesites.
Es tu tiempo. Sólo tuyo. No hay mañanas que resolver ni tampoco noches insomnes.
Sólo tiempo.
Y un faro invisible junto al mar.

En algún lugar,
lejos de esta ciudad gris atestada de voces implacables
y sueños malgastados
durmiendo en las aceras.

...O regálame otro corazón de repuesto.
Azucarado y más joven.

Trato de no perderme en la marea de caras, algoritmos.
Pero estoy cansado (Cansada).
Los días se me escapan.

A las capicúa 2 y 02 de la mañana.
Buenas noches, multitud.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Tan apacible

Puzzles

Un apunte rápido...